El pasado fin de semana, el festival Electric Zoo
en Nueva York tuvo que cerrar sus pierdas prematuramente por segundo
año consecutivo, lo que muchos consideraron como una especie de
“maldición”. El pasado domingo 31 de agosto, que sería el tercer y
último día del evento, se vio amenazado por una tormenta eléctrica y por
riesgo de inundación, por lo que se tuve que evacuar a los asistentes.
Para los organizadores esto no se compara con lo sucedido el año pasado, descartando la supuesta “maldición”. En la edición 2013, durante el último día del festival, dos personas murieron y otras más sufrieron de críticos estados de salud debido al consumo de drogas, razón por la que se terminó cancelando el Electric Zoo en su último día.
Por esta razón, durante la pasada y última edición, el festival tuvo que doblar sus precauciones. La seguridad del festival fue reforzada con tecnología de cámaras, perros antidrogas y agentes de la policía, tanto con uniforme como encubierto. De igual forma se revisó extensamente en busca de sustancias ilegales a todos los asistentes antes de ingresar, e incluso a los artistas.
Como resultado, este año no hubo personas con daños graves y se presentaron pocos arrestos. Y aunque la cancelación el pasado domingo hizo enojar a muchos de los asistentes, el festival probó ser lo suficientemente maduro como para evitar riesgos y poner la seguridad de su público antes que nada.
Para los organizadores esto no se compara con lo sucedido el año pasado, descartando la supuesta “maldición”. En la edición 2013, durante el último día del festival, dos personas murieron y otras más sufrieron de críticos estados de salud debido al consumo de drogas, razón por la que se terminó cancelando el Electric Zoo en su último día.
Por esta razón, durante la pasada y última edición, el festival tuvo que doblar sus precauciones. La seguridad del festival fue reforzada con tecnología de cámaras, perros antidrogas y agentes de la policía, tanto con uniforme como encubierto. De igual forma se revisó extensamente en busca de sustancias ilegales a todos los asistentes antes de ingresar, e incluso a los artistas.
Como resultado, este año no hubo personas con daños graves y se presentaron pocos arrestos. Y aunque la cancelación el pasado domingo hizo enojar a muchos de los asistentes, el festival probó ser lo suficientemente maduro como para evitar riesgos y poner la seguridad de su público antes que nada.
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